La escuela es el único lugar al que acuden todas las niñas y niños diariamente. Allí permanecen varias horas al día y pasan en el colegio gran parte de su jornada diaria durante la infancia y adolescencia, de forma que el aula se convierte en un observatorio privilegiado. La escuela ofrece además un magnífico escenario natural de entrenamiento y enseñanza porque se tiene la posibilidad de intervenir en una amplia variedad de situaciones y actividades con los iguales y con los adultos. Por su parte, el/la maestro/a es un elemento muy importante ya que a través de las relaciones cotidianas que establece con el alumnado, llega a tener un conocimiento profundo del niño. Además, en contactos puntuales, llega a incidir sobre la familia. Los maestros, fundamentalmente cuando trabajan con las edades más tempranas y, posteriormente, como fruto de la acción tutorial, se preocupan por los problemas y sufrimientos que les suceden a sus alumnos/as. Por todo esto, creemos que el profesorado puede jugar un papel decisivo en la detección precoz y en la prevención del maltrato a la infancia.
Sin embargo, el tema de la infancia maltratada generalmente no se aborda por los docentes ni en su trabajo con otros profesionales ni en el aula con el alumnado. Es por ello que consideramos urgente que reflexionen sobre su papel y sean conscientes de la importancia de su colaboración. Los maestros pueden y deben participar activamente en la prevención