El término inteligencia emocional se refiere a la capacidad para conocer y entender qué sentimos y qué sienten los otros, para poder así gestionar (modificar), y dominar (controlar), las emociones.
El reconocimiento de la inteligencia emocional como parte de las habilidades o de la personalidad de los individuos que más le pueden ayudar a gestionar su vida, conecta con el necesario reconocimiento de aquellos niños con más capacidades emocionales que cognitivas, incrementa su valor y autoestima y facilita que puedan encontrar una respuesta adecuada dentro del sistema educativo. Y por extensión, esto lleva al reconocimiento de capacidades, habilidades, “inteligencias” en otros niños con un transcurrir atípico en las trayectorias educativas estándar.