La sexualidad forma parte de todas las personas y, por supuesto, también de las personas con discapacidad. Y como todas las sexualidades, ésta también se educa. Por eso no da igual si se habla o se calla, qué temas se abordan y con qué tono, la intimidad, las relaciones, el cuerpo... Según se actúe, se darán unos significados u otros y se llevará la Educación Sexual en una dirección u otra.
Al igual que se hace con otros temas, las familias se deberían permitir hablar entre ellas de todo lo relacionado con la sexualidad de sus hijos e hijas con discapacidad. Sabemos que las preocupaciones son similares, como lo son los miedos y las situaciones con las que habrá que enfrentarse.